TORONTO — Vladimir Guerrero Jr. y Bo Bichette han sido las constantes el uno para el otro.
En Lansing, en Dunedin, en New Hampshire, en Búfalo y en Toronto, siempre han estado uno al lado del otro. Desde Juegos de Estrellas hasta portadas de revistas, desde listas de prospectos hasta la Serie Mundial, siempre ha sido Vladdy y Bo. Nunca solo Vladdy, nunca solo Bo.
- Sección Especial: Serie Mundial 2025
Tarde o temprano, la vida real alcanza a los sueños de la infancia. Los Azulejos están a una victoria de su primer título de Serie Mundial desde 1993. Tal vez Bichette esté a un solo juego —a unos cuantos turnos al bate— del final de su carrera con Toronto, pero no pensemos en eso todavía. Esos sueños de niño siguen corriendo más rápido que la realidad, apenas un paso por delante de su alcance.
Durante años, ambos han dicho que quieren ganar juntos, traer títulos de Serie Mundial de regreso a Toronto. Sí, campeonatos, en plural.
Durante años, los Azulejos han reconstruido, recargado y cambiado de rumbo, pero desde 1993 no habían tenido una oportunidad como esta. El dominicano Guerrero y Bichette fueron la gran esperanza tras aquellas campañas del 2015 y el 2016 que se quedaron cortas. Tenían apellidos famosos, estilo y suficiente talento para hacer que aquella temporada de 67 victorias en el 2019 pasara casi sin dolor. Eran algo especial entonces, dos jóvenes que querían soñar en grande juntos… y aún lo son.
“Vladdy es uno de mis mejores amigos. Hemos tenido muchísimas conversaciones así”, dijo Bichette en los primeros días de la primavera. “Hemos hablado de jugar juntos para siempre desde que él tenía 18 años y yo 19. Ese sigue siendo uno de nuestros objetivos”.
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Y todavía lo es, incluso con el contrato de 14 años y US$500 millones de Guerrero que entra en vigor el próximo año, y con Bichette enfrentando un futuro incierto como uno de los mejores jugadores de posición disponibles en la agencia libre. Los Azulejos ya han demostrado que tienen la capacidad de invertir, y llegar a la Serie Mundial con un mercado nacional y cifras televisivas impresionantes no es precisamente una receta para perder dinero.
Sea este el final o un nuevo comienzo, eso no importa ahora. Esto es una llegada.
Esto es por lo que Guerrero y Bichette vienen trabajando desde que jugaron juntos por primera vez en Lansing, Michigan, con los Lugnuts de Clase A. Siempre han estado vinculados, y ahora aquí están, juntos en la Serie Mundial, acompañados por el mánager John Schneider, quien ha estado con ellos desde Doble A.
Schneider viene luchando por estos dos desde que eran adolescentes. Después de la temporada de 2017, los Azulejos estaban considerando seriamente enviar tanto a Bichette como a Guerrero de regreso a Dunedin, de Clase A Alta, para comenzar el año. Schneider, que dirigía al equipo de New Hampshire en Doble A durante esa campaña del 2018, entró un día de primavera al complejo de Toronto y se encontró con Gil Kim, entonces director de desarrollo de jugadores.
“Fui a su oficina”, recordó Schneider, “y le dije: ‘Mándalos conmigo. No voy a fracasar”.
Y no lo hizo. Aquí están todos juntos. Haber comenzado con uno solo de ellos ya habría sido suficiente, pero tener a los dos… eso fue algo especial.
“Siempre trataba de dar un paso atrás una vez por semana con [Vladdy]. No era un prospecto número uno normal”, dijo Schneider en una entrevista en el 2024 para ‘The Franchise: Toronto Azulejos.’ “Verlo tomar práctica de bateo, escucharlo hablar sobre el bateo… se notaba de inmediato. Era algo muy raro, porque tenía a él y a Bo juntos… y simplemente eran mejores que todos los demás. Eran mejores. Lo que Vladdy podía hacer con el bate, me di cuenta de que era algo que solo ves una vez cada 20 años. Era diferente a todo lo que había visto antes”.
Guerrero, siempre el talento trascendental y el alma de del equipo. Bichette, siempre el serio, obstinado, trabajando y trabajando.
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“Pretendía darte una paliza en el ping pong”, dijo Schneider. “Creo que a veces quedaba opacado porque era más callado y no tan extrovertido como Vlad, pero esa fue otra de esas situaciones en las que tuve que dar un paso atrás y pensar: ‘¿En serio tengo a dos de estos muchachos en mi equipo? Esto es una locura.’ Si hubiera sido solo uno de ellos, ya habría sido increíble, ¿pero dos?”
El momento para hablar del futuro llegará, y lo hará pronto. Quizás la próxima semana, cuando haya pasado el desfile y se disipe la niebla de la celebración de la Serie Mundial. Eso dependerá de los Azulejos.
La respuesta de Bichette, sin embargo, ha sido la misma desde el principio. Además, muy poco ha cambiado. En Toronto, siempre se ha tratado de Vladdy y Bo. Y ellos quieren que siga siendo así.
“He estado aquí toda mi carrera y he trabajado muy duro para construir una cultura ganadora —no solo yo, por supuesto, sino junto a personas muy cercanas a mí”, dijo Bichette a comienzos de la postemporada. “Ya lo he dicho antes: mi objetivo es quedarme aquí toda mi carrera. Pero ahora mismo no tengo tiempo para pensar en eso. Tengo que salir al terreno y hacer todo lo posible para ayudar al equipo a ganar”.
Lo han hecho todo juntos. Han pasado de prospectos a ligamayoristas, de muchachos a hombres. Solo les queda una cosa por hacer juntos: convertirse en campeones de la Serie Mundial.
Fuente: MLB.com
