TORONTO — Durante semanas, el martes había estado marcado como el punto de inflexión para el venezolano Anthony Santander. O sería activado, o los Azulejos tirarían del paracaídas en una temporada que parecía perdida.

Bueno, sucedió, pero no como nadie lo esperaba.

Menos de una hora antes del primer pitcheo de una derrota por 4-1 ante los Medias Rojas la noche del martes, los Azulejos finalmente anunciaron el regreso de Santander. Pero la última línea del comunicado de prensa sorprendió a todos: Alek Manoah fue designado para asignación.

Esto ocurre en un momento muy particular para los Azulejos. Con la victoria de los Yankees con batazo decisivo, la ventaja de Toronto en la cima del Este de la Liga Americana se redujo a sólo 1.0 juego sobre Nueva York (los Azulejos tienen a su favor el desempate). El tema de este último mes ha sido el de las “conversaciones difíciles”. John Schneider ya las ha tenido con Eric Lauer y el boricua José Berríos, dos abridores enviados al bullpen, y posiblemente vengan una o dos más cuando llegue el momento de definir el roster para la postemporada.

Santander, al menos, tiene una oportunidad. Los Azulejos han anotado una o ninguna carrera en cinco de sus últimos seis juegos, por lo que seguramente Santander recibirá algunos turnos para evaluar su preparación de cara a la postemporada. En su asignación de rehabilitación, el cañonero mostró lo suficiente como para despertar nuevamente el interés de Toronto, aunque en este caso están intentando atrapar un rayo en una botella.

“Se vio como él mismo. Creo que habrá otro nivel una vez que el impulso de la adrenalina entre en juego al integrarse nuevamente”, dijo el gerente general Ross Atkins.

La inflamación en el hombro izquierdo que aquejó a Santander durante todo el verano –primero una subluxación y luego una recuperación complicada– finalmente ha quedado atrás. Sigue siendo el mismo jugador al que los Azulejos le ofrecieron un contrato de cinco años y US$92.5 millones durante la pasada temporada baja. Sin embargo, comenzó bateando para .179 con un OPS de .577 en sus primeros 50 juegos y es conocido por tener arranques lentos, así que deberá romper con algunas tendencias rápidamente si quiere ayudar a los Azulejos en 2025.

Manoah, por su parte, acababa de completar su regreso tras una cirugía Tommy John y había realizado siete aperturas con el equipo Triple-A de Buffalo. Aunque varios de sus números periféricos no eran tan alentadores como su efectividad de 2.97 con los Bisons, aún tenía control contractual con el equipo y se esperaba que compitiera por un puesto en la parte trasera de la rotación de Toronto en los entrenamientos primaverales del próximo año.

“Estas siempre son decisiones difíciles. Esta se redujo a una situación de espacio en el roster y a que sentimos que era la mejor decisión para mantener profundidad y apoyar a este cuerpo de lanzadores mientras avanzamos hacia semanas muy importantes”, explicó Atkins. “Obviamente elegimos a otros por encima de él, así que fue una decisión muy dura. Siempre lo son”.

Sí, ya han pasado tres años desde aquella increíble temporada 2022 de Manoah que le valió un tercer lugar en la votación al Premio Cy Young de la Liga Americana, pero ha seguido siendo una figura prominente dentro de esta organización, incluso mientras estuvo alejado del equipo en su proceso de rehabilitación. Ídolo de la afición, Manoah alguna vez pareció ser un caballo de batalla moderno: un abridor corpulento y desafiante, capaz de lanzar 200 entradas y dejarle claro a cada bateador cuán mal los iba a dominar. Su personalidad, tanto como su efectividad de 2.24 ese año, fue lo que lo convirtió en un favorito instantáneo para los fanáticos en Toronto y en todo el béisbol.

Ahora, parece que todo ha terminado para Manoah en Toronto.

Para Santander, en cambio, es un nuevo comienzo, en una temporada llena de sorpresas que nadie vio venir. ¿Por qué no podría él ser la próxima?