MILWAUKEE — Mientras Jacob Misiorowski corría hacia la primera base para hacer el out final del tercer inning, el electrizante lanzador novato de los Cerveceros decidió llevar él mismo la pelota a la almohadilla en lugar de tirársela al inicialista Andrew Vaughn.
“Honestamente, tenía miedo de lanzar demasiado fuerte a Vaughn o hacer algo estúpido”, dijo Misiorowski con una risa. “Así que fue más cosa de no querer meter la pata, pero… la adrenalina estaba al tope y las manos se me quedaron como bloqueadas, y pensé: ‘Puedo ganarle, mejor la llevo’”.
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Esa decisión resultó en una foto perfecta. Después de que Misiorowski pisó la base, encontró una cámara en el terreno y le gritó al lente, encendido tras completar su primer episodio de postemporada y encapsulando perfectamente todo lo que se obtiene cuando este espigado fenómeno de 6 pies 7 pulgadas y 23 años está en el montículo: mucha emoción y un asombroso arsenal.
Misiorowski trajo mucho de ambas cosas al juego del lunes entre los Cachorros y los Cerveceros en el American Family Field. Lanzó tres entradas sin permitir carreras, ponchando a cuatro, con dos bases por bolas y un hit permitido, y se llevó el triunfo mientras los Cerveceros vencían a los Cachorros por 7-3 para tomar una ventaja de 2-0 en la Serie Divisional de la Liga Nacional al mejor de cinco.
“Creo que estaba tan emocionado, con la adrenalina al tope, que no sabía realmente dónde estaban mis pies”, dijo Misiorowski. “Pero aterrizamos, así que fue divertido”.
Cuando Misiorowski está en su mejor nivel, pocos son tan divertidos como él. De sus 57 lanzamientos el lunes, 31 fueron de al menos 100 mph, con una docena registrando 102 mph o más. Desde el comienzo de la era del rastreo de lanzamientos en el 2008, es la mayor cantidad de envíos a 100 mph que un pitcher ha tirado en una actuación de postemporada. Solo ha habido tres playoffs completos con más rectas lanzadas de al menos 102 mph que las que tiró Misiorowski el lunes (este año había 15 hasta ese día, 2016 tuvo 40 y 2017 tuvo 15).
Entre esa ráfaga de fuego de triple dígito, hubo dos pitcheos a Kyle Tucker que registraron 104.3 y 104.2 mph, este último resultando en un rodado de out. Esa velocidad es casi inaudita, pero no es ninguna sorpresa para sus compañeros de equipo.
“Cuando estaba calentando, les dije a nuestros infielders: ‘Va a tirar 104 aquí’”, contó Vaughn, “y lo hizo”.
“En la postemporada, [con] la atmósfera al salir del bullpen y toda la energía que aporta, probablemente podría haberles dicho que iba a tirar 104 hoy”, dijo el abridor Aaron Ashby.
“Debe haber menos de cinco personas en el planeta que pueden hacer lo que él acaba de hacer esta noche”, aseguró el derecho Quinn Priester. “Fue increíble verlo estar a la altura de esa ocasión en un ambiente de playoffs, ver ese tipo de enfoque de su parte”.
También era una actuación muy necesaria. No solo porque fue el relevista clave en un juego de bullpen en el que los Cerveceros usaron siete lanzadores, sino porque se pareció mucho más al Misiorowski que el mundo del béisbol conoció en junio y julio, en lugar del lanzador que tuvo problemas la mayor parte de la recta final.
Ganándose una invitación al Juego de Estrellas después de sólo cinco salidas, Misiorowski dejó una efectividad de 6.06 en sus últimas ocho apariciones después de regresar de la lista de lesionados debido a una contusión en la tibia izquierda. El desempeño generó cierta incertidumbre sobre si incluso estaría en el roster de postemporada de los Cerveceros.
“Está fuera de mi control”, dijo Misiorowski sobre el hecho de no saber si lanzaría en esta postemporada. “Simplemente ves tu nombre en el roster y vas y rindes como ellos esperan de ti para ayudar al equipo a ganar”.
Misiorowski hizo precisamente eso el lunes, apoyado en su adrenalina para llegar allí. Tiene que dosificarla, y una conversación en el dogout de la cuarta entrada con el mánager de los Cerveceros, Pat Murphy, lo ayudó a mantener los pies en la tierra. Pero para un equipo que buscaba ese brazo dinámico, se lució en el escenario más grande de su carrera hasta el momento.
“Estaba muy emocionado, y ustedes saben por lo que ha pasado, pero respondió”, señaló Murphy. “Creo que esa es una muy buena señal”.
Tener a ese Misiorowski sería clave para los Cerveceros, que tienen algunos interrogantes en su cuerpo de pitcheo ya que el colombiano José Quintana no ha lanzado en un juego desde que regresó de la lista de lesionados. Incluso en dosis más cortas, Misiorowski ofrece mucho, especialmente cuando su recta está funcionando.
“Ese es un brazo especial”, dijo el coach del bullpen Charlie Greene. “No ves rectas a 104. Es un arma”.
¿Y cómo se siente lanzar una pelota a 104 mph?
“Realmente no sentía nada”, dijo Misiorowski. “Había tanta adrenalina, y realmente no sentía nada. Simplemente lo estaba haciendo”.
Fuente: MLB.com