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Sin margen de error, los Yankees confían en Rodón para el Juego 3

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Sin margen de error, los Yankees confían en Rodón para el Juego 3

NUEVA YORK — Carlos Rodón ha aprendido a no dejar que el ruido se vuelva demasiado fuerte. Eso es más fácil de decir que de hacer en el Bronx, especialmente ahora, con la temporada de los Yankees pendiendo de un hilo.

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Con una desventaja de 2-0 ante los Azulejos en la Serie Divisional de la Liga Americana al mejor de cinco, todo margen de error ha desaparecido. Mientras Rodón se prepara para el Juego 3 la noche del martes, sabe exactamente qué tipo de ambiente esperar cuando salga de la cueva en el Yankee Stadium.

“Hay mucho más ruido”, dijo Rodón. “No puedo decir que hay más gente, porque parece que siempre agotamos las entradas, pero supongo que estamos a capacidad máxima durante los playoffs. Estoy seguro de que meteremos mil personas extra en algún lugar. Les encontramos sitio”.

“La energía es mucho más intensa. Es muy divertido. Es un placer poder subir a la loma en el Yankee Stadium durante los playoffs”.

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Hace dos años, Rodón no parecía listo para un escenario como este. Su primera temporada en Nueva York se desmoronó en frustración, culminando con una desastrosa última actuación en Kansas City que simbolizó todo lo que había salido mal.

Rodón salió del Kauffman Stadium esa noche de septiembre sabiendo que necesitaba comenzar desde cero, desapareciendo por unas semanas en una cabaña en los bosques de Misuri. Sin cámaras, sin ruido, sin redes sociales: solo espacio para despejar su cabeza.

“Simplemente me subí al auto y me fui”, recordó Rodón.

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Esa escapada se convirtió en un punto de inflexión. Rodón regresó a los Yankees decidido a “reconstruirse”, no solo física sino mentalmente. Estudió de cerca a Gerrit Cole, identificando el enfoque robótico del as como un modelo para reducir la velocidad del juego y controlar sus emociones.

Rodón le da crédito al asesor especial Andy Pettitte y al coach de pitcheo Matt Blake por ayudarlo a mantener la calma, aprendiendo a superar los momentos difíciles que una vez lo descarrilaron.

“He tenido mucha ayuda con eso”, dijo Rodón. “Creo que lanzar en juegos grandes el año pasado y, obviamente, lanzar en la Serie Mundial, es difícil de replicar. Aprendí bastante rápido el año pasado que las cosas deben estar bajo control y guardar esa energía para algunas entradas extra más adelante”.

El mánager de los Yankees, Aaron Boone, dice frecuentemente que Rodón está “cortando leña”, atacando un tronco a la vez, nunca tratando de partir todo el bosque de una vez. Es la abreviatura de Boone para el trabajo diario que no siempre aparece en la hoja de anotación.

Ahora, dice Boone, “Carlos ha construido una fogata bien grande”.

“Ha sido uno de nuestros caballos este año”, señaló Boone. “Ha tenido un gran año, y cada vez que le damos la pelota, sentimos que tenemos una excelente oportunidad de ganar. Eso será lo mismo [en el Juego 3]. Estará listo para salir y con suerte nos dará una buena apertura”.

El arsenal coincide con la mentalidad. La gran recta de Rodón todavía marca la pauta, pero el repertorio se ha expandido más allá de la combinación de recta/slider que definió el inicio de su carrera. Un cambio, un sinker y una curva mantienen a los oponentes a raya.

Después de una apertura reciente contra los Medias Blancas en Chicago, se le preguntó a Rodón si alguna vez se habría imaginado lanzar de esta manera.

“Probablemente no. La versión más joven de mí probablemente diría que no”, reconoció Rodón, con una risa, “pero ahora soy un poco mayor y un poco más sabio”.

Esa evolución lo lleva a otro juego de ganar o morir en octubre; una semana después de la última asignación de este tipo. Abrió el Juego 2 después de que los Yankees perdieran el primer juego de la Serie de Comodines de la Liga Americana ante los Medias Rojas.

Rodón observó cómo el dominicano Luis Gil y Max Fried tuvieron salidas tempranas este fin de semana en Toronto. Los Yankees han anotado solo ocho carreras en dos juegos, y la mayor parte de ese daño se hizo contra la parta débil del bullpen de Toronto.

Saben que la única escapatoria depende del brazo de Rodón.

“Estamos muy confiados”, dijo Cody Bellinger. “Simplemente por quién es él como competidor, por el tipo de año que ha tenido. Cada vez que está en la loma, tengo plena confianza en él. Es un gran competidor”.

El desafío de Rodón será canalizar esa energía sin permitir que la adrenalina supere la ejecución. Los Azulejos lo han visto mucho, pero los Yankees esperan que esta versión —la que una vez buscó silencio en una cabaña de Misuri y regresó más firme— pueda darles la victoria que necesitan.

Si tiene éxito, los Yankees vivirán para luchar otro día. Si no, se apagarán las luces en una temporada de 94 victorias.

“Cada juego”, terminó Rodón, “es un juego de ganar o morir”.

Fuente: MLB.com

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